Yo tengo en mi mano dos cajas que Dios me dio para sostenerlas.
El me dijo:
"Pon todas tus penas en la caja negra, y todas tus lágrimas en la dorada"...
Yo presté atención a sus palabras, y en las dos cajas deposito ambas:
mis alegrias y mis penas...
pero si bien la dorada se hacía mas pesada cada dia,
la negra estaba tan ligera como antes...
Con curiosidad yo abrí la negra pues quería saber porque esto era así y yo
vi, en la base de la caja, un agujero por el cual todas mis penas habían caido...
Yo le mostré el agujero a Dios y dije en voz alta:
"Me pregunto donde podrían estar mis penas"
El me sonrió con una gentil sonrisa y me dijo:
"Hijo mio, ellas estan aquí conmigo"...
Yo le pregunté:
"Dios, ¿por qué me diste las cajas, por que?
¿la dorada y la negra con el agujero?
"Hijo mio, la dorada es para ti, para contar tus bendiciones,
la negra es para mi, para dejar ir tus penas...
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